jueves, 30 de septiembre de 2010

Cavilaciones frente a una margarita marchita

Durante el pasado mes de Septiembre han transcurrido una serie de hechos que uno debe analizar y por los que uno asustarse y tener algo de esperanza al mismo tiempo.
Desde hace meses la crisis no remite: siguen sumándose parados a las listas del INEM, empresas que regulan ERE,S, impuestos que se suben a la clase media, impuestos que se reducen y bonifican a la clase alta (rebaja del Impuesto de Sociedades al 30% y 25% para PYMES, siendo al final el 10% si contamos exenciones y bonificaciones), créditos que no llegan a las PYMES; mientras que los ricos siguen siendo ricos, y los bancos y las cajas siguen teniendo beneficios sustanciosos.


Realizando un análisis rápido del nacimiento y evolución de la crisis, podemos decir que la misma fue generada por el capital (bancos y cajas) culpando a las hipotecas "ninja" estadounidenses como originarias de la misma. A consecuencia de esto se produjo una crisis mundial que los gobiernos intentaron solucionar, en primer lugar, inyectando sumas ingentes de dinero a los mercados financieros acudiendo en su ayuda, o sea, dando dinero a los mismos que la crearon.


Por otro lado están los de siempre, los paganos, el trabajador que no recibe ayudas y que pierde su trabajo y sus casas al no poder hacer frente a las hipotecas y quedarse en el paro. Curioso es ver que la casa que no puede pagar queda en posesión del mismo culpable de la crisis que, en vez de ser castigado por ella, recibe millones de euros como premio.
Solución: una reforma laboral para generar empleo y salir de la crisis. Una reforma que precisamente lo que genera es lo contrario, más paro al abaratar el despido y peores condiciones sociales para el trabajador y que no tuvo nada que ver en la aparición de ella.
¿Dónde está la reforma financiera que acabe con la especulación y el capitalismo neoliberal, que cambie las normas del juego de la banca? ¿Cuándo se castiga al culpable y no se culpabiliza al inocente? ¿Qué tuvo que ver el trabajador al inicio de la crisis?


Los sindicatos más representativos, amigos del actual gobierno español, siameses separados quirúrgicamente hace años, tardan en convocar una huelga general demasiado tiempo, aunque siempre es mejor tarde que nunca.
Soy el primero que cree que se debería cambiar el sistema de financiación de los mismos igualándolo a países como Francia, donde el trabajador cotiza y recibe dinero de ellos los días que está en huelga. Con eso se evitarían amiguismos frente a los gobiernos que subvencionan parte de sus arcas (no muerdes la mano del que te da de comer).
Quizá cambiase también el concepto que tienen de sus liberados sindicales (pseudofuncionarios) un número importante de la población, los cuales los califica de incompetentes, de comportarse como políticos a los que sólo se les ve pasearse por las empresas en elecciones sindicales, despreocupados por el trabajador al que defienden el resto del tiempo.
Aún con todo ello, la misión de los mismos es la de luchar por los trabajadores con medidas de presión como la huelga, quizás la única arma con la que el trabajador lucha por sí mismo y no le representa nadie, donde se planta frente a empresarios y gobiernos para que se eschuche su voz.


A medida que se acerca la fecha de la misma era curioso ver como prensa, radio y tv españolas se criticaba esta medida, torpedeaban la misma ninguneando a sindicalistas, anunciando lo inservible de la misma y lo contraproducente que resulta en la actualidad.
¿Quién se esconde detrás de los medios de comunicación? ¿Quién mueve realmente los hilos de lo que vemos, leemos y escuchamos por ellos? ¿Quién usa una mano para cada marioneta mostrándonos la alternativa cuando realmente es uno quien controla a ambos? Efectivamente, el capital, o sea, los dos partidos mayoritarios del país controlan y dirigen a su antojo los principales, haciéndonos creer que el uno es la solución de los problemas que genera el otro. Por lo tanto, el mismo capital es el que quiere cambiar las condiciones laborales del país, el mismo que ha generado la crisis y que con la excusa, mete una reforma laboral por la puerta de atrás sin que, desgraciadamente, muchos ni se den cuenta.


Consiguieron enfrentar a los trabajadores como llevan haciendo desde hace tiempo siguiendo la estrategia de "divide y vencerás", y ahora enfrenta a la sociedad entera volviéndolos unos contra otros y todos contra los sindicatos, su enemigo potencial.
Durante varios días antes a la huelga la opinión de la gente hacía quedarse a uno asombrado. Las excusas para no secundarla eran dispares: "me quitan parte del sueldo de ese día", "los culpables son los sindicatos que no hacen nada", "no sirve para nada hacerla", "tengo gastos que pagar", "me pueden echar a la calle"...
Si uno pregunta a sus padres y abuelos, verá que todas esas excusas son las mismas que tenían ellos, con la diferencia de que ellos lucharon por conseguir unos derechos que no tenían, unas mejoras sociales que nosotros hemos heredado y que nosotros vamos a dejar que nos quiten.
Tal vez el problema sea que la generación de ahora, gente de 20-40 años en la que me incluyo, nos hemos despertado a mesa puesta sin tener que luchar por nada, todo nos ha sido regalado de serie. Su generación aún tenía el presente más negro y más a perder que nosotros, donde de media un sueldo alimentaba una familia de 4 miembros (no como ahora) hipoteca y coches incluídos.


Frente a la típica guerra de cifras de empresarios ("fracaso de la huelga"), sindicatos ("éxito total") y gobierno ("moderado éxito"), lo único positivo de la misma fue el ver a mucha gente en la manifestación, mostrando el rechazo a las políticas "socialistas" del actual gobierno, de la cual mucha era gente joven, no como en anteriores a las que yo he acudido y éramos minoría. Un dato a destacar es también la inexistencia de los inmigrantes en la concentración, quizás porque ellos, aún con la misma reforma, siguen viviendo mucho mejor aquí que en sus países y están de acuerdo con tragar con esto y mucho más (y luego que era necesaria la inmigración...).
El día de reivindicarse el trabajador por sí mismo, de hablar en boca suya, de oponerse a los mandamases ya ha pasado; las dudas del sí ó no a la huelga son pasado, el deshojar de la margarita de cada uno dará sus frutos en adelante, aunque la misma fuera una flor marchita por culpa de todos.

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