martes, 6 de mayo de 2008

Utópica panacea.

Desde pequeños nos educan en varios aspectos de la vida que nos guían por caminos para desarrollarnos como personas y solucionar los problemas futuros.
Te dicen que para aprender y ser una persona de provecho tienes que ir a la Universidad, que para hacer deporte te pongas a correr, que para estar más sano tienes que comer de todo, que si el coche tiene un problema se debe llevar al taller y que para cuidar tu salud el médico de toda la vida es al que tienes que acudir.

Me quedaré en ésta última observación, en esa que parece tan obvia que ni siquiera mereciera reflexión alguna.
Hace años, jugando un partido de fútbol, en un encontronazo con un jugador rival me lesioné el tobillo produciéndome un esguince. No podía si quiera apoyar el pie, en unos instantes se hinchó de forma considerable y me producía un dolor bastante molesto y desconocido por mí hasta ese momento.
Al estar federado acudí a la Mutua de Futbolistas como todo jugador en mis mismas condiciones.
Recuerdo la imagen como si fuera ayer de una fila de chicos en mi misma situación ó incluso peor (algunos con roturas de ligamentos, fracturas, fisuras) esperando el turno para ser visto por los médicos con la tristeza evidente en sus rostros. Más de uno no era primerizo y alguno ya sabía el alcance de su lesión, pero lo que era común a todos era el sentimiento de desánimo.

Al hacerme unas placas de rayos, se confirmó la lesión: esguince de 1º grado con abertura de la articulación en 10 grados (con 15 se debe operar). Modus operandi: escayola hasta la rodilla con el tobillo en 90º y receta del uso vía oral de antiinflamatorios.
Estuve un mes con la escayola y después algunas semanas más en rehabilitación para volver a coger la movilidad que se había perdido con la misma, tras lo cual, el tobillo seguía sin tenerla ni mucho menos la misma fuerza que como antes de la lesión.
A mi padre le comentaron la idea de ir a un fisioterapeuta para mejorar y recuperarlo al 100%.
Lo primero que nos dijo, siendo conocido nuestro, es que lo último que se debe hacer en un esguince es inmovilizarlo ya que enquistas la articulación.
En una semana volví a jugar a fútbol gracias a él, después de haber llegado cogeando a su consulta, sin fuerza en el tobillo, y gracias a sus masajes (eso sí, reconozco que nada agradables; las lágrimas me caían cada vez que tocaba el mismo, pero volvería a pasar por lo mismo).

Por un lado, la medicina convencional, el médico de toda la vida federado, acostumbrado a ver todos los días estas lesiones te dan una solución ("su" solución); mientras que un fisioterapeuta te da otra siendo ambas contrarias!!.
Una nota curiosa es ver por ejemplo un día las noticias en las que un futbolista de primer nivel es duda un martes para el partido del domingo por un esguince. Si lo atienden los médicos que me atendieron a mi sería más que duda al estar por lo menos un mes alejado de los terrenos de juego, pero mira por dónde que juega el domingo y encima marca.
No se mejoró por el Espíritu Santo, ni de casualidad, sino por más de un fisioterapeuta que estuvo masajeándole hasta recuperarlo. Pudiendo tener ayuda de algún, osteópata, quiromasajista, quiropráctico...

Lectura de todo esto: no siempre lo siempre conocido es la solución al problema. ¿Por qué no ponen fisioterapeutas en las Federaciones deportivas e incluso en los centros de salud y Mutuas Laborales? Fácil respuesta: es mucho más cómodo para el médico no cansarse dando masajes, poner escayolas y cédulas, y recetar antiinflamatorios de la marca "X" curiosamente del visitador médico que se pasó la semana pasada y les prometió curiosos regalos y primas por la venta de los mismos.
Volvemos al tema ya tratado en anteriores entradas: por el dinero. No se busca la salud y recuperación del paciente, sino la ley del mínimo esfuerzo y máximo ingreso facultativo.
Si uno mira atrás se dará cuenta que, a temporadas, a toda la gente le suelen recetar los mismos antigripales, protectores del estómago, colirios...etc. Luego resulta que quien nos trata realmente no es el médico, sino el visitador médico que le suministra el medicamento y por el cual, si llega a unos números de ventas considerables, le recompensará con viajes y regalos variados.

Al igual que este símil expuesto podemos abarcar el ejemplo hacia la medicina alternativa, natural, homeopática y china, por ejemplo. Para un problema de salud hay remedios más y menos efectivos, con mayor y menor rapidez en su cura, o incluso sin remedio por parte de algunas de ellas.
Estoy seguro de que si hoy se descubriera la panacea ó el manantial de la eterna juventud, la industria farmaceútica lo ocultaría, desprestigiaría ó destruiría con tal de mantener e incrementar sus cada vez más inmensas fortunas.

Desde aquí, al igual que en el artículo escrito sobre la información abogaba por la lectura de varios periódicos y atención a distintos telediarios y programas de radio; respecto a un problema de salud defiendo la misma teoría, anteponiendo la medicina natural antes que la química convencional.

Porque somos humanos y animales al mismo tiempo de este mundo, porque tenemos las mismas necesidades y deficiencias que el resto de seres vivos, desde que nacemos hasta que dejamos este mundo.
El nacimiento desde tiempos atrás se hacía de cunclillas ó en el agua, no echada la madre. Esto se empieza a poner "de moda" cuando se busca la posición cómoda del médico en vez de un parto menos doloroso para la madre dejando actuar a la madre naturaleza y la gravedad.
Si a ello añadimos el hecho cada vez más acusado de medicina para hacerlo menos doloroso a la larga se logra lo contrario, que cada vez duela más y se corran riesgos para el feto.
Las autoridades sanitarias empiezan a dar toques de atención a los médicos para que no apliquen tan a la ligera la epidural, por ejemplo.

A mayor medicamentos tomados por el organismo, menos defensas se deja crear al cuerpo para su autodefensa (evidentemente hay patologías que de no tomarlos empeoraría y perecería la persona).
Solo tenemos que mirar atrás y ver cómo nuestros antepasados caminaban sin zapatos, sin abrigos, viviendo sin calefacción en cuevas. A medida que proteges más al cuerpo, se bajan las defensas y un día que sales a la calle con el pelo mojado al día siguiente acabas acatarrado.
Si nuestros antepasados levantaran la cabeza....